domingo, 14 de febrero de 2016

Remando mar adentro


Nosotros, la obra más cara de mi poético museo 
Convergence (1952). Jackson Pollock

Nuestra atrincherada guarida, aquel barco -en forma de banco- tan exquisito. Cómplice y testigo de tus insaciables atracos, a beso armado, de mis indefensas sonrisas. Sinceramente, desconozco escenario más enigmático.
Aún lo recuerdo. Cómo te desenvolvías con los cañones. Cómo luchamos, codo con codo, contra viento y marea. Cómo combatimos por salir exentos de aquellos despiadados abordajes.
 
“¡Menos mal que contábamos con un par de salvavidas!”
 
En el fondo, debimos agradecérselo. Levantamos un nuevo navío. Completamente blindado, infranqueable, insumergible. A prueba de piratas.

Pero, al poco tiempo, volvieron a la carga. Y así una y otra vez. Sí, durante tres homéricos años.

Batalla de Kearsarge y Alabama (1864). Édouard Manet


Pero qué bien bailabas entre balas. Qué bien nos escondíamos bajo las sábanas. Qué bien te movías al compás de las olas que nos custodiaban.
Ganamos mil contiendas. Emergimos ilesos de toda vorágine. No se nos resistía una sola tempestad.
Siempre salíamos reconfortados.
Nos creíamos invencibles.
Nunca quisimos tirar nuestro amor por la borda.
Pero finalmente ambos quedamos sin munición. Así la guerra terminó. No hubo vencedores. No hicimos prisioneros.
Tenías razón, aquella pacífica retirada, ciertamente, no fue una justa capitulación.
Ignoro cuadro más heroico que nuestras infinitas “mil veces buenas noches”. Donde duele inspira, ya sabes. Por eso lo observo cada vez que me dispongo a componer. En realidad, es lo primero que contemplo al ingresar en mi huérfano camarote cada anochecer.
Pero tranquila, que aun soñando con un mágico Manet, jamás vendería nuestro anárquico Pollock. No sería capaz. Viví ahí dentro los abismos más felices de mi teatral existencia. Sí, contigo. Gracias por tanto. Gracias por todo.
 
 
Negaré ante el mundo lo siguiente:
Que si de algo voy sobrado
es de falta de autoestima y que por eso te lo canto
sin tener que usar “te quiero”
a través de una metáfora,
ese ánfora que uso para resguardar mis miedos
a que un día las comprendas,
situación inaceptable.
Puede ser que esté viciado a que te cueste descifrarme.
Cuando no me ves - Love of lesbian
 

 

El portaminas negro