miércoles, 31 de agosto de 2016

Otra, por favor


“Septiembre vendrá a buscarme
y aún no sé la lección
sobre saber comportarme al nacer
y en el adiós.”


Contraespionaje – Love of Lesbian


Eso éramos. Un precioso puzle de dos piezas que congeniaban a la perfección. Que se complementaban como ningún otro. Como nunca se había visto antes.

Teníamos imanes en nuestras manos. Se entendían con solo rozarse. Encajaban sin que chirriase un solo engranaje. Porque impedían que nos soltásemos, impedían que te dejase caer. Y menos mal, porque mira que te gustaba asomarte a los acantilados, mira que te excitaba caminar al filo del precipicio. Por cierto, qué bien te quedaba el papel de funambulista.

Una relación que pusimos de moda, un amor que se podía encontrar de imitación en cualquier mercadillo, falsificaciones idénticas de nuestra particular forma de entender la vida.

Como cada noche, cuando bromeabas, exclamando sorprendida con ojos incrédulos, que la Luna se dedicaba a perseguir nuestro coche. Hasta la puerta de tu habitación. Al fin tu corazón dejó de hacer autoestop por las carreteras del desamor. Que las mariposas de tu estómago ya no se ahogan con las tormentas de tu interior.

Por fin me quitaste esa armadura tan pesada que no me dejaba volar, por mucho que dijese que me protegía. Ya lo hacías tú. Mucho mejor. 


Otra, por favor. Pero esta vez hasta arriba. Bien cargada. Que ya he llenado suficientes de lágrimas. Ya he colmado bastantes copas por hoy. Se desbordan como lo hizo el amor con sus víctimas preferidas, nosotros, nuestras inseguridades, nuestros miedos.

Te imagino conmigo en cada rincón que descubro. Te sueño a mi lado en cada ciudad a la que viajo. Porque cada país mejora cuando pienso paseándolo de tu mano, abrazándote en cada puente, besándote en cada farola. Dándole vida a cada banco, saboreando cada parque, jugando en cada restaurante. Descifrando tus mejores sonrisas en cada capital, catando tus mejores caricias en las hermosas noches de hostal.

No sé de qué tengo más ganas, si de enamorarme de nuevo o si de desenamorarme de ti primero.

Porque ambos vimos la señal de prohibido pasar y aún así nos la saltamos. Decidimos arriesgar. Prescindimos de quitamiedos. Urgía desobedecer. Íbamos en dirección contraria.

Otra, por favor. 



El Portaminas Negro